El tiempo de los crepúsculos



En alguna época fueron los astros... 

El Sol es principio, luz y centro de nuestra cosmovisión.
La luna es receptiva, reconocido estímulo de la sensibilidad humana.

El sol ordenado,  organiza una naturaleza siempre agreste.
La luna es movimiento que no cesa, orienta toda travesía.

El sol es protección a la infantil  humanidad necesitada de figuras. 
La luna acompaña melancolías, ofrece consuelo en la inseguridad de la tiniebla.

El sol es certidumbre, con su presencia hay expansión.
La luna es cambio, agua marina y ciclos,  un proceso instrospectivo.

El sol gran fuente de brillo supremo, su presencia esfuma todo peligro. 
La luna es vela encendida y confianza frente a  la amenazante oscuridad.

El sol delega autoridad  en las divinas representaciones milenarias.
La luna acompaña la femeneidad sagrada que protege la vida.

Al sol nos ajustamos, masculino padre que espera.
A la luna nos entregamos, femenina madre que acoge.

...hoy , son los crepúsculos..

            Los crepúsculos de mañana y noche se integran. Su misión es encontrarnos. La atención humana cambia, las golondrinas bajan y los murciélagos suben. En algún punto se encuentran, tienen razones secretas para verse. Se diluyen las astrales atribuciones del poder. Los  grandes personajes ceden,  delegan autoridad dando paso a la práctica de sus enseñanzas.

              El tiempo es un reflejo holístico; los opuestos están con nosotros, somos un poco de sombra en la luz y una cuota de luz en la sombra. La originaria contemplación oriental se confirma integrando lo que antes fueron contrarios. Época de astros es estructura, certezas, modelaje y arquetipos para una huérfana humanidad. Época de crepúsculos es legado y funcionalidad, regresos y encuentros, es matriz y multiples colores intermedios. Diversos escenarios para el sabio reconocimiento de los dignos hijos e hijas de un momento de cambios y colores que tiene a la inmensidad como límite.

            El crepúsculo nos convierte en astros, sintesis de luz y oscuridad; alba  y ocaso de la luna. Somos espejo de cambios y transiciones milenarias guardadoras de secretos a descubrir.

¿Cual habrá sido el primer rayo de luz guardado en nuestra piel? ¿Cual fue la sensación producida al ver la primera luna llena?

 ¿Cómo nuestro cuerpo los integró en la mejor versión de nuestro ser?
























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