La concha del caracol es el mapa de un camino
En el caos de un universo en expansión, cada punto del cielo da forma a nuestros sueños
nacen las estructuras, las columnas de madera sostienen un deseo misterioso
un destello de luz se abre paso desde el confín, las hojas de la frondosa oscuridad se excitan
el brillo viaja buscando espejos verdes, con actitud engreída explora y presume.
Mi casa es una catedral de silencio, las palabras y los recuerdos circulan buscando sonidos
el presente parece eterno, todas las formas son un mensaje con certezas por descifrar
la luna toma al sol de la cintura, creer le ha dado convicción
la siembra agradece la dedicación, siempre se debe mirar hacia arriba.
Existe un volcán centinela, su fuego tiene una sola raíz que estira sus piernas al empedrado,
sigue el camino establecido, el agua espera con ansias acariciar sus esfuerzos
fuego y agua crean tierra, elemento que tiene aroma a cobijo durante la primavera
y color de nutrientes del húmedo bosque otoñal.
Habitar es un imperativo humano,
nos regala anhelos y conexiones para salir de la esclavitud de la interacción sin historia.
No te olvides de continuar por la tu ruta definida, un caracol mira al sol cuando recuerda.
En la inmensidad del caos y la estructura... Ser un caracol, mirar al sol para respirar, contemplar y seguir nuestra marcha. Admirar su calma y ruta que siempre tendrá la fortuna de tener su propio refugio.
ResponderEliminarUna bella metáfora de la cual necesitamos aprender. Siento que desde su fragilidad nos transmite fuerza y un espectacular trazado para un mundo interno.
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