Cofradía de Masculinidades
Una pequeña muestra de hombres ilustran a la masculinidad como un óleo pintado desde una gran paleta de colores. Si estuviéramos en el medievo sería un mundo de gremios iniciadores de la universidad o de cofradías adoradoras de los santos patrones de la tradición colectiva.
Esta muestra la compondrían los más interesantes personajes orientados a la construcción de nuevas formas de ser hombre; las que son llamadas a ser un presente de bienestar diverso, para un futuro lejos de las convicciones inservibles como son el machismo y patriarcado. Ellos serán también, capaces de conformar una conciencia renovada de acuerdo a nuestros desafíos como humanidad.
Imagino a los individuos como esos grupos, donde se encuentran estilos de ser en búsqueda de sentidos personales y que, solo juntos, construyen la inconsiente pero necesaria, común unión.
Les presentaré la mejor característica de cada cual, imaginando que ustedes como lectores, podrán encontrarlos en sus respectivos contextos.
Cofradías de;
los peluqueros bailarines de manos de tijera, dominadores de la palabra y acogedores del entorno;
los educadores espejos silenciosos, abiertos a la novedades, conscientes de las fragilidades humanas, manejan el silencio;
los místicos de los gratos espacios, cercanos y en dialogo previo con la muerte, manejan interés por la seguridad material;
los científicos buscadores de la seguridad, de sus torres encontradas acompañan en amistad y sincronía;
los religiosos exploradores, conscientes de una raza y un espíritu común;
los camareros amantes de la crianza, buenos compañeros, adoptan el servicio como un ideal;
los vigilantes lingüistas, de la música atentos y de la política seguidores;
los cocineros insatisfechos, con la brújula en sus bolsillos. De coqueteos con la alquimia y los estímulos;
los poetas de las circunstancias, apegados a sus malos hábitos. Con fuerza para la transformación de las emociones;
los humanistas obsesivos, amantes del orden, de estrecho vinculo con la extraversión;
los saltimbanquis de las cortes errantes, siempre dispuestos a dibujar sonrisas con sus historias;
los sanadores de la energía visceral, que de las no definiciones apropiadas de su memoria, levantan su identidad;
los talladores de maderas, manejan el arte de resolver problemas prácticos. Amantes de las mil batallas;
los comerciantes combativos, apasionados frente a sus rivales, con astas animalescas sobresalientes para con ellas pelear por su territorio; y por último,
los caballeros de la guerra desigual, dispuestos a luchar por las causas nobles y prestar las voluntarias atenciones a la dignidad y derechos.
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