La maleta del señor caracol y sobre los misterios que ella encierra. 1. El sagrado emblema



 
Maleta "especie de caja provista con un asa, que sirve en los viajes para transportar ropas y otros objetos". Para los distinguidos académicos las definiciones resultan de una compilación de saberes consensuados. Hoy puedo dar Fe, que esta "caja provista de asa" cumple con la definición, pero creo que también le da amplitud. Su primera gran hazaña será la travesía desde el norte al sur planetario. Sin embargo, su gran logro no fue ese, sino que fue  viajar en el tiempo, cual sarcófago de faraón que se desentierra y abre después de muchos años. Toda una magnífica prueba de fortaleza para este ultra resistente cuero que cubrió la  fibra de lino y caña prensada, revestida de lienzo y reforzada con tiras de madera curva. Nada menos que una barriga animal acinturada con hebillas de metal que no cedieron al óxido, manteniéndose leales a su misión de sellar los secretos de aquel tesoro hasta que llegara el momento de su vuelta a la vida. 

Cuando abrí la maleta, mi atención fue inmediata. Aprecié un pedazo de tela enrollado como un pergamino. Me atreví a desatar su añeja cuerda para extenderlo como un manto sobre lo que observaba. De pronto tenía ante mi, un enigmático universo con una galaxia que desde lo alto resguarda y organiza el mundo allí descubierto. Era atractivo por su aspecto físico, sin duda una antigüedad valiosa, más reconozco que el misterio que encierra su dibujo supuso mayor interés. Un caracol bordado en la tela ¿quien sabe lo que podría representar? y ¿por que transportarlo en esa maleta transcontinental? ¿cual sería su importancia?. Frente a mis sentidos, un hallazgo extraordinario y mis elucubraciones paralelas; un lienzo, especie de emblema salido de una logia, un linaje o clan familiar, quizás símbolo de alguna orden místico- espiritual. Tocar la suave tela me llevó a suponer su bien cuidada protección. Imaginé que solo en ocasiones salió de aquel lugar; quizás blasón para un sagrado ritual,  pudo haber recibido algún miembro nuevo o despedido otros. Sentí su aroma a húmedo como los bosques después de la lluvia y su suave textura de hilos en una delicada tela como de terciopelo. Imaginé manos viejas y huesudas, dedos que bailaron mientras bordaban en cotidiana labor. Pensé en la dedicación, cabeza gacha y esfuerzo del que busca la justa paga por un gran compromiso entregado.

Este distinguido señor de linaje humilde, propietario de este mundo brotado desde la tierra y todos sus intrigantes objetos pertenece a la familia de los gasterópodos, hijos de Nicolás, que fue el habitante originario del valle "protegido" llamado así por las montañas, bosques y río que lo resguardan. Decir primer habitante sugiere un hijo del paraje, de hecho, la explicación dada por el mito así lo ilustra. Una montaña que deja entrar a un potente río para que naciera junto al valle. Recorrer tal paraje era una osadía necesaria, pues eran rutas de bosques frondosos y en penumbra; mantenerlas transitables significaba eso, circular en ellas, ya que así no podrían borrarse por desuso. La humedad allí fue siempre abundante, razón por la que germinaron los alimentos, condición para la prosperidad de todos los que vinieron después. La agricultura y la caza fue la práctica inicial, el cuero y el metal prosiguieron. Desde que aquella tierra comenzó a tener su propia historia, ninguna de las labores ha cesado.

Eugenio hijo de Nicolás Gasterópodo del Valle entre el río y la montaña, coge la maleta acompañado de su familia. Su nombre estaba en el pasaporte de viaje y desde su remoto origen nos invita a explorar el mundo con esa curiosidad del que espera encontrar sorpresas, recuerdos y un cúmulo de objetos capaces de transportarnos hacia aquellos espacios y experiencias que se han vivido y que ameritaron una síntesis bella y digna de guardarse. Poesía, cartas e imágenes; velas, cuchilla y una piedra , algunos cachivaches incomprensibles a simple vista, un martillo con apariencia de ser la herramienta preferida, una libreta con dibujos de otras épocas, plantas con formas humanas, insectos entre otras cosas. Un ser humilde y a muchas miradas un tanto frágil. Ser que en definitiva ha encontrado en la migración un nuevo sentido de trascendencia. Un éxodo, el camino convertido en su meta y una tierra lejana de soñadas hojas verdes y tibio sol. Al parecer, este personaje fue un tanto inquieto y de muchas historias por lo pesado de su valija, sin embargo no se podrá conocer a fondo si no sabemos de sus encuentros y la expresión de sus afectos. Definitivamente para un Eugenio no podría haber existido mejor pareja que una Eugenia. Compañera del amor y otros menesteres; montaña y río que así como el mito se encontrarían para que naciera toda una tribu de gentiles. Ellos sin duda fueron golondrinas guiadas por el instinto conocido por todos, seguir al sol y con ello anunciar el verano donde aniden; más no basta con una, es mandato y acuerdo milenario que se encuentren dos para hacerlo. Asumo que entre dos las cosas se hacen mejor y es que encontrar un compañero de camino es siempre seña de buenas cosas.



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