Barcelona y su montaña sagrada



La montaña es símbolo del ser humano y su comunicación con el plano superior. Las personas nos percatamos de un "momento cumbre" cuando nos reconocemos plenos y con una actitud libre, observamos en todas las perspectivas y nos damos permiso para sentirnos reyes del mundo. Las montañas son desafíos desde tiempos inmemoriales, escenarios de búsquedas y respuestas a esas íntimas inquietudes de la existencia. Montañas son encuentro, profunda satisfacción y unidad contemplativa con la naturaleza; cielo y tierra se rosan estructurando un universo físico como también espiritual en la medida que nos conectamos con la dimensión trascendente de cada acto humano. Potente sensación llegar a la cima, coger aire en nuestros pulmones y contemplar la protección de los titanes que dan forma a nuestro planeta.

La ciudad de Barcelona se encuentra con lo sagrado en el Tibidabo que todo lo ve y que es apreciado desde todos los rincones. Para un recién llegado romano por el mar o íberos en el interior, una cima estratégica de apreciación de la ciudad, pero también de la que sería la posterior Cataluña. Un templo es símbolo de ese encuentro, el refugio natural junto a los castillos en un medievo abundante de historias de conexión con la Divinidad como con la violencia. Si había que construir en la cúspide, un templo era la mejor opción. El Templo Expiatorio del Sagrado Corazón es expresión artística de diseño arquitectónico; vidrieras, relieves y pintura, recogen elementos de aquellos tiempos, pero diseñados en una época moderna. Debo confesar que me sorprendió la visita a ese gigante, la entrada en el primer piso es capilla y la segunda después de subir escaleras externas es una catedral. El arte sacro de especial belleza, nos muestra un relato histórico en forma de una cruz; observación del mar, embarcaciones, edificios y personas reunidas a nivel horizontal. Arriba, a nivel vertical un espacio celeste de ángeles y querubines siendo un Cristo resucitado el centro de la perfecta síntesis creadora. En la cima, sobre las nubes el anuncio de la Catedral que sería el ultimo paso, ya casi en el mismo Cielo de azul infinito. Todo ello vigilado por el Ser Supremo, atento observador de barbas blancas cuya representación es un triangulo; figura geométrica que proyecta un centro primordial y que es símbolo de su acción creadora.

La catedral esta planteada como los grandes niveles del mundo. Una alta bóveda sostenida por pilares, el sol a través de vidrieras la iluminan simulando quizás los matices de los crepúsculos. Al mirar con atención rememoro un observatorio astronómico, proyección de miradas hacia aquellas lejanía de la que solo percibimos sus colores. Este escenario de luces se orienta hacia la recreación del universo como un espacio para la meditación. Un gesto muy humano es hacer participe a todos de la obra divina; en el plano medio, bajando la percepción visual se aprecia una mirada sintética del mundo desde la identidad colectiva a través de los escudos de las naciones donde antes hubo presencia española. Revisando la base, en las paredes de izquierda y derecha, vidrieras de coloridas advocaciones de la virgen, una madre espiritual que es símbolo de integración entre la Tierra originaria y la representada en la cosmovisión cristiana como María la madre del Cristo de occidente.

Me asumo bellamente impresionado del Tibidabo que sin duda es el gran premio para los peregrinos, osados aventureros que siguiendo su llamada interior, han buscado un lugar donde apreciar la puerta a ese cielo eterno que no es más que el que llevamos grabado en nosotros.
                           
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te dejo un link sobre dos escritos relacionados de este blog Cataluña- Barcelona- Catolicismo
Las reliquias de la ciudad- Colores mediterraneos 

Comentarios

  1. Que bonito!! Una montaña sagrada y mágica que vale la pena conocer, y además tuviste la dicha de estar allí otro lugar imperdible para conocer cuando valla de visita, saludos Paulo

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  2. Gracias Victoria, me alegra que te haya gustado.

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  3. Uaaaauu! Me ha encantado tu descripción, lo has desarrollado al detalle y parecía que estuviera viéndolo en este preciso instante. He estado muchas veces en Barcelona pero no he visitado ese castillo, por lo que dices es impresionante y quizá, algún día me pase para verlo.

    ¡¡Saludos!!

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  4. La Mirada a los símbolos profundiza cada uno de los rincones de la expresión humana. Todo en el templo corona el esfuerzo de la subida. La invitación es explorar los sentidos de la obra y el conocimiento que transmiten. Por ejemplo, una cruz es símbolo, pero no cristiano necesariamente. Me asumo inquieto y en búsquedas permanentes. Gracias por el comentario.

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