Décimo segundo escrito fraterno "Pierna silvestre"


He retomado mis escritos fraternos donde he saludado a los países que han tenido un alto número de visitas observadas. Una lista que se ha extendido producto a las reestructuraciones de la plataforma Blogger. En esta ocasión saludo a Bolivia como cercano amigo y visitante de mis estadísticas. Compartiré una revisión especial del poema "Pierna silvestre" del poeta y académico Nicomedes Suárez Arauz.  Al revisarlo me conecto con la historia latinoamericana, identidad de resistencias y comunes esperanzas.  Pensamiento crítico frente a los escenarios que son dados por normales y que producto del sentido comunitario y cultura ancestral, se transforman en malestar social. Todos/as los latinoamericanos tenemos la tarea de ser consientes y luchar contra el racismo y discriminación; y más profundamente, contra el pensamiento colonial, el patriarcado y la sobreexplotación de recursos naturales que los refuerzan. Si cada ciudadano hiciera algo en su lugar dónde están, nos acercaríamos cada día más al desarrollo humano que todos esperamos. Rescatar este poema es relevar novedad y sentido común al servicio de los derechos de las personas. Tendré en cuenta las crisis sociales recientemente vividas, así como los caminos abiertos por aquellos/as que han logrado cambiar percepciones y darse cuenta de opresiones que se normalizan de tan persistentes en el tiempo.  Re leeré sus versos y escribiré prosa junto a ellos 


La pierna se lava y se raspa el exceso de gordura  que hubiera.
Se pone en una asadera al horno.
Una vez que larga un poco la gordura, se cuece  hasta secarse 
y se cubre en azúcar y caldo de piña.
Se deja en horno fuerte cociendo unos veinte minutos.

La historia del continente americano es de conquistadores y colonos. Un proyecto civilizatorio con fundamento político-religioso justificó violencia en la pauta social de los reinos europeos a los pueblos originarios de este tan extenso y rico territorio. En la práctica no se apreciaron mayores alternativas que las provenidas de sus particulares razones, las que a través del orden y control, preservaron su legado considerado divino. Como en todo, hubo excepciones en cuanto a personas e intentos de reglamentación de los tratos desiguales. Una luz en esa oscuridad fue sin duda, los procesos reflexivos en los cuales se llamó la atención respecto al trato injusto entre seres humanos. El resultado de esta etapa es una historia ya conocida por los americanos desde Chile hasta Canadá. Lamentablemente una empresa como la que vivieron los ibéricos en este caso, forjó una herencia dominadora, ya que una vez producida la independencia; los originarios y los no tanto, prosiguieron con la misma lógica de poder funcional a la estructura que levanta la vida cultural post colombina. No había formas de rebatir la idea impuesta en la visión de la época, fue más fácil integrar a humanos a la lista de los animales que considerar su digna e igual condición. Desconocer la humanidad de los Pueblos amerindios era excelente alternativa para el total despliegue de la fuerza sin mayores inconvenientes morales. Es este marco obligado una triste contextualización, no obstante constituirse un aprendizaje significativo instalado en nuestra memoria latinoamericana. Este saber es preludio para el nacimiento de la expresión liberadora, esta vez para que en el centro de la basta Sudamérica, se llame la atención con un recetario sabor a confrontación social y juicio crítico. 

Al retirar del horno se corta la pierna del indio formando rombos
colocando un clavo de olor en cada uno.
Los rombos se comen con yuca hervida y una tajada de silencio.

Una especial toma de conciencia a través de una receta de comida. Convivencia de una imperfecta humanidad; colonialismo y explotación desde la memoria amazónica boliviana. La memoria es colectiva y universal, al igual que la poesía que es patrimonio de los seres humanos. Sentipensamiento para los que buscan, sobre todo después de superar el miedo a la reflexión. Un ritual culinario es invitación, expectante encuentro y protocolo, todo en miras a compartir una exquisitez; en este caso la apetecible y exótica pierna silvestre de algún animal misterioso. Sin embargo ¡tamaña sorpresa! un cambio radical se vuelve quebranto. Era una pierna humana y nuestro imaginario donde se encuentran los sabores de una típica y esperada cocina se transforma en una grotesca sensación. Pero es ahí donde nuestro contexto antes citado nos vuelve a la realidad bastante consensuada, hablar del nativo de América en cualquier lugar de este continente es hablar de un recetario para vivir en el mundo que construyeron los recién llegados y su descendencia, los que en cadena tendieron a replicar sus instrucciones reproduciendo el mundo del que provenían. Sus patrones socioculturales se recrearon en este nuevo espacio; la explotación de los recursos naturales, gran tesoro americano, fue realizada con la importante, necesaria y conveniente esclavitud del habitante originario. 

...Recetas suficientemente buenas, pautas útiles y repetibles para que en el tiempo sean tradición. Es interesante la comprensión que este poema hace de una herencia culinaria, metáfora de una práctica cruel por lo inhumana y que persiste en esta época, especialmente si entendemos que América Latina no ha salido de un orden político-económico impuesto que sobrevive por los mandatos de los capitales extranjeros. Capitales que buscan tierra, minerales y cultivos con muy barata mano de obra para la elaboración de productos comerciables de preferencia al hemisferio norte. 

...Recetas para instalarse en un mundo desconocido y que son útiles para dominar a los humanos y a la naturaleza que apuntan a evitar toda objeción individual o colectiva que las cuestione. Para ello, o producto de ello es que se procuraría quitar el agua a los peces. Ello situaría en "los Pueblos" un objetivo para la contaminación y/o muerte en sus dimensiones materiales y espirituales. 

Confieso que me impresionó el poema, me sugirió un escenario textual, pero también figurado. Una escena sutil, que se transforma en canibalismo. Símbolo y analogía de muchos sufrimientos. Piernas cocinadas son quietud perversa, privación de capacidad de ponerse de pie, de correr, de movilizarse. Todo ello adornado por rombos y aroma, delicados toques para el montaje y disminución del impacto que pudiese producir tan cruento platillo. La yuca compañera originaria, un tubérculo infaltable cuyo corte de tajada nos recuerda el arriba, lugar de aquel silencio cómplice de la estructura de poder que sigue oprimiendo fundamentadas siempre por razones superiores. Sin duda, es un recuerdo de los muchos intentos de movilización indígena latinoamericana que tienden a cocinarse, se adornan y se devuelven acompañados de recursos naturales y silencio como una muestra del gigante poder que tiene el status quo.

...Recetas para un plato exclusivo de aquellos que disfrutan la rigidez de un sistema que les brinda beneficios cortoplacistas. Así es como los cómplices, una clase política que se rinde ante el capital, busca mantener la tradición colonialista de múltiples y rebuscadas maneras preservando ese recetario de tanto impacto en nuestro continente, ese que centró su atención en los medios; dinero producto de la explotación; más que en el fin; común bienestar de la raza humana.   


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