La intensidad tiene un solo tiempo y es ahora

Imagen de Albrecht Fietz en Pixabay

PLACER EXPERIENCIA 

                    PLACER REFLEXIÓN 

                                     PLACER PENSAMIENTO                                                                     

                                                       PLACER CREACIÓN

"...rozar la toalla una vez seca bajo el sol durante la tarde, percibir el bálsamo que suaviza el pelo, los pies hundidos en las montes de hojas secas durante el otoño, el movimiento veloz y circular de mis piernas en la bicicleta durante una ruta, el descenso acelerado por una montaña sin camiseta, el arribo a la cumbre, una emoción que se apropia de un paso de baile, comprar libros usados, oír el bolero de Ravel, contemplar la opera, un volcán chileno o una pirámide mexicana, salir del aeropuerto y observar una ciudad desconocida..."

El placer es oportunista, busca la satisfacción inmediata. El placer es el centro en expansión por todos los rincones. Energía activa que se apropia del ahora. El despreocupado sexo es la equis marcada en el mapa del tesoro ¡lo buscamos y lo gozamos!. Tiene la sola obligación de proyectar  nuestro ser a través de su capacidad creadora, se vuelve rayo de luz sobre los brotes durante el invierno. La satisfacción es una línea diagonal que une. La piel es protagonista, la sensorialidad se focaliza en el tacto. Es nuestra primera ropa; percibe, roza, conecta y se amolda. Los poros se abren y cierran, piel que interactúa y es límite para el mundo exterior.   

Por socialización, nos construimos con muchas ideas que refuerzan positiva y negativamente nuestras experiencias. La percepción entra en juego alimentando el placer con los sentidos. Nuestra tarea es identificar lugares de placer en nuestro cuerpo. Podemos contar con una gran ruta llena de lugares en cuanto personas libres orientadas a la autorrealización, sin embargo, ocupamos mucha energía en reparar y en reconstruir la intimidad inconclusa. La violencia aparece muy enganchada en sociedades como la nuestra donde no logramos conciliar las dimensiones humanas en armonía. Somos un país de polos; o nos quemamos trabajando bajo el sol o nos congelamos sin mayor satisfacción que la de abusar de la comida y la bebida los fines de semana. El placer es un código de comunicación que no reconocemos y que por tanto no incorporamos en el cotidiano. Su consecuencia es una visión de la realidad limitada y con sesgos.   

"...reírnos desnudos, saborear fruta sobre nuestros cuerpos, ser cogido del brazo durante una paseo en el parque, comer en un restaurante y ser atendido como un rey, descubrir el significado de trazos de pintura y metáforas, rozar la piel de una cara, bañarse en tina de burbujas, aceptar la invitación a ser parte de otro mundo cotidiano; observar la ropa sobre un cuerpo, preparar comida especial para recibir a la pareja, leer poesía erótica, recorrer con mis labios una espalda, besar un par de nalgas, estar desnudo bajo una noche de luna veraniega..."